El derbi ha empezado mucho antes de que el balón echara a rodar. Cientos y cientos de aficionados se han dado cita desde primera hora de la tarde en los aledaños de Anoeta para recibir a su equipo con una atmósfera de las grandes ocasiones. La Real Sociedad ha sentido el calor de su gente en un recibimiento multitudinario, organizado por el club, que ha teñido de azul y blanco la llegada del autobús txuri urdin al estadio de Amara. Bengalas, cánticos, banderas al viento y un rugido colectivo han acompañado a los jugadores en su trayecto final hacia el vestuario.
El autocar ha partido del hotel Anoeta poco después de las 16:30 y ha recorrido el mismo itinerario que el de las semifinales de Copa contra el Real Madrid, en lo que ya se está convirtiendo en un ritual para los días grandes. La primera parte del recorrido ha transcurrido desde el Txuri Urdin hasta el polideportivo Paco Yoldi, con una marea humana animando a los suyos entre aplausos, bufandas al aire y algún que otro petardo que ha puesto sonido a la pasión.
Tras rodear el perímetro del Miniestadio, el bus ha encarado el tramo final, el más caliente, junto al Velódromo Antonio Elorza, donde se ha concentrado la mayor parte de la afición. Allí, la temperatura ha subido varios grados. En medio de un ambiente ensordecedor, los jugadores han saludado desde las ventanillas, conscientes de lo que se estaban jugando esta tarde y de lo que significa el derbi para toda una ciudad. Posteriormente, se han bajado del autobús y han entrado andando a Anoeta.
Ha sido un recibimiento que ha tenido algo de rito y de conjura colectiva, una muestra más de la comunión entre el equipo y la afición en un momento clave de la temporada. La Real ha llegado al estadio entre cánticos y abrazos, arropada como en las grandes citas, con la ilusión de transformar ese impulso en energía sobre el césped. En Amara, el derbi ya ha comenzado mucho antes del pitido inicial.