El Getafe, con dos victorias en dos salidas, se coloca como colíder de LaLiga tras un triunfo muy trabajado, con un doblete de Adrián Liso, ante un Sevilla que huele mal, un equipo en situación de derribo, acuciado por los problemas económicos, que pide a gritos que le compren a sus mejores jugadores, que no puede inscribir a sus jugadores y que aún no ha sumado un punto y ha recibido 5 goles en 2 jornadas.
Golpeó primero el Getafe aunque el primer aviso fue del Sevilla con un disparo de Juanlu que salió rozando el palo y que animó a la grada local. Sin embargo, antes del cuarto de hora los sevillistas recibían un mazazo en un córner ensayado por parte del laboratorio de Bordalás que acabó con un disparo de Adrián Liso que tras rozar en Akor Adams despistó a Nyland.
El 0-1 instaló los nervios en el Sánchez-Pizjuán, que enseguida empezó a acordarse de la nefasta gestión del consejo de administración, incapaz de poder inscribir a hasta cinco jugadores, incluidos los tres fichajes del verano. El Getafe se sentía cada vez más cómodo en el encuentro fiel al estilo Bordalás, con un esquema 5-4-1 bien plantado cerrando espacios, tapando el único peligro local, las entradas de Lukébakio, y saliendo con velocidad a la contra. No obstante el Sevilla se acercó al empate en un remate en el que se estorbaron Akor y Agoumé y lo encontró en un centro de Juanlu de banda a banda para que Carmona apretara a Juan Iglesias y éste marcara en propia puerta. El descanso estaba a punto de llegar y el 1-1 daba esperanzas a los de Almeyda.
Sin embargo, a la vuelta del paso por vestuarios el Getafe volvió a golpear, cómo no, en una contra. Perdió el balón Ejuke con el Sevilla saliendo y la jugada de Milla dejó en ventaja a Liso, que superaba a Nyland firmando su doblete.
Otra vez las prisas llegaban al Sevilla, pero el cuadro andaluz tiene un grave problema de calidad y más que lo va a tener si sigue decidido a venderlo todo. Tras la marcha de Badé y las posibles de Juanlu y Carmona también hay rumores de una oferta por Lukébakio del Milan, que tenía ayer un emisario en el estadio.
Akor Adams no vio puerta en ds acciones muy claras, casi a puerta vacía, una de ellas tras rechazar Soria un trallazo de Gudelj. Quien sí rozó el empate fue Isaac con un tiro a la cepa del poste y al fin marcó Akor aunque en fuera de juego. El enfado de la afición y los gritos de “directiva dimisión” ya suenan fuerte en Nervión. Mal asunto.
