La selección española sigue intratable y da un paso casi definitivo hacia el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá tras golear a Bulgaria (4-0) en Valladolid. Merino, en dos ocasiones, encarriló el triunfo de la Roja que volvió a estar liderada por Pedri. Ya en el tramo final Chernev, en propia puerta, y Oyarzabal desde el punto de penalti sentenciaron el choque.
Quizás era el colista del grupo, pero los búlgaros sabían perfectamente a lo que venían. Con dos líneas de cuatro muy juntas y el bloque hundido, la selección visitante convirtió el José Zorrilla en un tablero de paciencia para una España que dominó desde el inicio, pero necesitó de su mejor versión para derribar el muro.
De la Fuente introdujo rotaciones, cuatro respecto al once de Elche, aunque mantuvo su apuesta por Pedri, cada vez más eje del juego de la Roja. Y el canario respondió desde el primer cuarto de hora, marcando el ritmo con su visión y talento diferencial. Su primer aviso fue un centro medido hacia Baena, anulado por fuera de juego, pero fue solo el preludio de un recital.
El estadio ya se rindió a él en el minuto 19, cuando recibió dentro del área y picó por encima del portero. El balón tocó el larguero y la grada coreó su nombre: “¡Pedri, Pedri!”. El azulgrana veía los espacios donde nadie más los encontraba, sirviendo balones con ventaja para Samu, titular como referencia ofensiva. El delantero del Porto, potente y bien plantado entre centrales, rozó el gol con un disparo cruzado que Vutsov sacó con una mano milagrosa.
El guardameta búlgaro fue, durante media hora, el héroe inesperado del partido. Le negó también el tanto a Samu en una media vuelta impecable, y a Oyarzabal, que buscó la escuadra desde el costado derecho. La Roja lo intentaba de todas las formas posibles, combinando por dentro, centrando desde fuera y rematando desde la frontal, pero el balón no quería entrar.
Hasta que la pizarra volvió a funcionar. Como en Elche frente a Georgia, la jugada ensayada surtió efecto: córner botado en corto, Pedri la puso con precisión quirúrgica y esta vez fue Mikel Merino quien, entrando con todo, cabeceó a la red. El gol, justo antes del descanso, valía oro. España respiraba, se liberaba de la ansiedad y dejaba tocada a una Bulgaria que ya no tenía argumentos para discutirle el balón.
La segunda parte mantuvo el mismo guion, aunque De la Fuente refrescó el ataque con la entrada de Borja Iglesias por Samu. El Panda no tardó en aparecer: primero con un cabezazo desde el segundo palo que Vutsov detuvo con seguridad, luego con un disparo cruzado que el meta volvió a rechazar. En tres acciones consecutivas, el delantero del Celta rozó el gol, pero la fortuna seguía aliada con el portero búlgaro.
El que sí repitió fue Mikel Merino. El navarro, omnipresente, volvió a aparecer en el área para cabecear otro centro preciso de Grimaldo y firmar el 2-0 que sentenciaba el encuentro. La Roja, firme atrás y cada vez más cómoda, vio cómo Bulgaria apenas cruzaba el centro del campo. Solo Despodov inquietó a Unai Simón con un disparo cruzado tras una jugada al límite del fuera de juego.
De la Fuente movió el banquillo con inteligencia. Entraron Zubimendi y Baena, y en el 67’ el técnico dio descanso a Pedri. El José Zorrilla se puso en pie para despedir al crack de la noche, el faro de la selección, coreando de nuevo su nombre. El partido, ya controlado, bajó de revoluciones, pero España aún tuvo tiempo para redondear la fiesta: un centro de Aleix García terminó con Chernev introduciendo el balón en su propia portería para el 3-0. El cuarto fue obra de Oyarzabal que le hicieron a Merino sobre el 90.
El público celebraba con la ola mientras los jugadores sonreían sobre el césped. España, que sigue sin encajar un solo gol en este clasificatorio tendrá la primera oportunidad de sellar la clasificación en Georgia, el próximo 15 de noviembre. Y además, la Roja iguala el récord de imbatibilidad de la selección de Del Bosque en 2013, con 29 partidos sin perder.
